jueves, 12 de mayo de 2011

Se fue.

Un año a sus pies, un año sometido, ansiando un nuevo encuentro. Poco a poco me hizo superar mis límites y cada vez que recibía un mensaje suyo me sentía el perro más feliz del mundo. Duró un año, en ese tiempo fui un perro feliz adorando su superioridad. Un día desapareció...y muchas veces recuerdo cada una de sus sesiones.



Por todo lo vivido gracias, y ahora a volver a empezar. Fue tan bello...

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