martes, 13 de septiembre de 2011

Fuerza.

Cuando estoy con mi Ama (mejor dicho estaba) una simple palabra suya servía para demostrar quien tenía la fuerza. Nada importa que sea más alto o más fuerte, en el momento que estoy delante del Ama pierdo toda la voluntad que pueda tener y me convierto en una marioneta a su servicio.

No necesitaba mi Ama, atarme. La primera vez lo hizo, pero luego ya no lo necesitó para estar completamente segura de mi actitud. Sumiso, entregado, sin atreverme a mover un dedo sin su permiso. Su actidud es la de un Ama, segura y altiva, sometedora y que sabe controlar a su perro.
Ser Ama es una aptitud, hay que valer para ello. No todas las mujeres pueden serlo. Simplemente es un sentimiento. El Ama se siente a gusto dominando a su perrito y eso hace que una sesión sea algo maravilloso. Habrá quien diga que es chulería, pero para mi es simplemente la satisfacción de las cosas como deben ser.

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